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Aparicio Saravia De Wikipedia, la enciclopedia libre Saltar a navegación, búsqueda Aparicio Saravia (Cerro Largo, Uruguay 16 de agosto de 1856 – Carovy, Brasil 10 de septiembre de 1904) fue un político, militar y caudillo del Partido Blanco de Uruguay. Tabla de contenidos [ocultar] 1 Su vida 2 Caudillo del Partido Blanco 3 Contra José Batlle y Ordóñez 4 1904 5 Masoller
[editar] Su vida Fue el cuarto hijo sobre trece habidos por el matrimonio brasileño conformado por Francisco Saraiva y Propicia Da Rosa (su apellido se castellanizó como Saravia). Esa numerosa familia tenía campos en ambos lados de la entonces irregular frontera Uruguay – Brasil lo cual explica las patriadas que organizaba años después Aparicio Saravia con algunos hermanos suyos en ambos países cultivando ciertos vínculos privilegiados con el poder político del estado brasileño Rio Grande do Sul. Aparicio hizo el colegio en Montevideo pero aún adolescente se aventuró en la Revolución de las Lanzas (1870 - 1872) al lado de los blancos. Fue allí que consiguió el grado de cabo originando así el apodo peyorativo "cabo viejo" que le dieron sus enemigos. Después de eso, volvió a la hacienda familiar en donde se interiorizó aún más en el presente del campo, de modo que con el tiempo llegaría a ser una personalidad rural en contraposición a los “doctores urbanos” de Montevideo que usualmente hacían la política nacional uruguaya. En 1875 con dos hermanos suyos, se embarcó en la Revolución Tricolor, bajo el mando de Ángel Muñiz y dos años después se casó con Cándida Díaz, sobrina de un caudillo colorado, causa por la cual ella se fugó de casa para evitar la oposición de sus padres a esa unión. Después Aparicio todavía seguía participando en otras revoluciones como la Revolución del Quebracho en 1886. En 1893 decidió con sus hermanos Gumersindo y Mariano participar en una guerra civil brasileña en la cual trajó desde Uruguay 400 lanceros quienes llevaron la divisa blanca con el lema “Defensor da lei”. En esa guerra adquiere un gran prestigio que fue exportado al Uruguay gracias a los diarios que cubrían dicho conflicto y era apodado como “o castelhano” (el castellano). En esa guerra murió Gumersindo, ocasionando que Aparicio tuviera el mando único en su poder y así decidir regresar a su estancia “El Cordobés” en Uruguay en 1895 con el rango de general. Ya en su patria nativa, se sumerge aún más en el runrún del Partido Nacional haciéndolo chocar contra el gobierno colorado de Juan Idiarte Borda. No sólo eso, también chocó con Justino Múníz que era el referente blanco más importante de Cerro Largo. Más tarde, Saravia conseguirá tener toda la simpatía de los blancos en el norte del país (en donde está Cerro Largo) postergando políticamente así a Múniz quien le tendrá por enemigo mortal.
De regreso a Cerro Largo, hizo caso omiso a esa decisión del directorio y pasó a organizar sus próximos pasos en forma silenciosa dando nacimiento a un alzamiento a fines de 1896 con 80 personas. Pero al no conseguir apoyos y recursos, se marchó al Brasil. En 1897 estalló una revolución blanca en la cual Aparicio tuvo un papel militar desde el vecino país con altibajos. Todo terminó cuando Juan Idiarte Borda fue asesinado y su sucesor Juan Lindolfo Cuestas decidió cortar todo por lo sano estableciendo el Pacto de la Cruz. Ese pacto estipulaba que los blancos podían tener 6 departamentos (básicamente todo el norte del país) bajo su control directo, amén de unas leyes electorales demandadas por los blancos. Fueron tiempos en los cuales el Uruguay era manejado por dos gobiernos como durante la Guerra Grande cuando estaba el Gobierno de la sitiada Montevideo y el Gobierno del Cerro: el gobierno constitucional estaba en Montevideo y la oposición en la campaña. Pero Aparicio por su individualismo y su carisma ya tenía malas relaciones con el directorio del Partido Nacional que era copado por los “doctores” que desdeñaban a los caudillos del campo. Se les trataban como obstáculos para el “progreso civilizador” del país. Uno de esos “doctores” era Eduardo Acevedo Díaz y es con él quien Aparicio tendrá un mayor disgusto político en la siguiente elección presidencial.
Batlle y Ordóñez tenía ideas “muy constitucionales”: para él era inaceptable que el país conviva con dos gobiernos, uno en Montevideo encarnado en él y otro en la campaña, cuyo jefe informal era Aparicio Saravia. En consecuencia, Batlle y Ordóñez según el Pacto de la Cruz renovó las jefaturas políticas de los 6 departamentos reservados para los blancos pero en dos de ellos puso a hombres de Eduardo Acevedo Díaz. Eso para Aparicio Saravia era una injuria y un desacato al Pacto de la Cruz. Parecía la guerra civil ya otra vez pero una misión oficial se entrevistó con Saravia y se evitó la lucha armada con la solución de designar ciudadanos blancos a través del directorio del Partido Nacional como jefes de esos departamentos. Eso fue en 1903.
Aparicio Saravia se sintió desafiado por eso y proclamó entonces que la permanencia de las tropas oficiales violaba el Pacto de la Cruz e inició la guerra civil. Así sucedieron los siguientes combates: Mansavillagra (14 de enero), Illescas (15 de enero) y Tupambaé batalla acontecida el 24 de junio y que fue la más sangrienta de toda la historia oriental: ambos bandos se adjudicaron la victoria. La batalla final fue en Masoller, el 1 de septiembre de 1904, entre los límites de los Departamentos de Rivera y Artigas y la frontera brasileña.
Así estaba la situación cuando Aparicio Saravia estaba supervisando la batalla. Pero su figura resultaba claramente reconocible por el sombrero y el poncho blancos que usaba y ese ropaje que le acompañaría hasta en la leyenda lo hizo un blanco fácilmente abatible: lo cual sucedió, fue atravesado por un balazo que le hirió los riñones y los intestinos. Sabiéndose mal herido, dio órdenes de resistir en su ausencia y aparentó que estaba todo bien. Aparicio Saravia fue sacado del país hacia el Brasil, concretamente a una estancia cercana a la frontera, propiedad de un cacique político riograndese que era amigo de los Saravia, en Carovy. Fue ahí donde falleció el 10 de ese mes. Pero sabida la mortal herida y posterior muerte de Saravia las fuerzas de Aparicio se desalentaron al extremo que no habiendo otro caudillo que le empate en carisma, optaron por desbandarse. Después se firmó la Paz de Aceguá el 24 de septiembre de 1904. Así se terminó la última revolución civil. Saravia y el Partido Nacional buscaban que se establezcan leyes electorales más sanas con la concreción del voto universal, secreto y obligatorio. Lo irónico es que Batlle y Ordóñez también buscaba esas mismas metas. La nula comunicación de ambos grandes jefes políticos del Uruguay posibilitó una guerra civil que era evitable. Aparicio Saravia fue sepultado en el panteón de la familia brasileña Pereira da Souza. En 1921 por gestión de Luis Alberto de Herrera entonces presidente del Partido Nacional, sus restos fueron repatriados y sepultados en el cementerio montevideano del Buceo; poco tiempo fueron trasladados a Santa Clara de Olimar, donde descansa junto a su familia. Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Aparicio_Saravia" Categoría: Políticos de Uruguay |
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It obtained of “http://es.wikipedia.org/wiki/Aparicio_Saravia” My Spanish to English is very weak, and this English article is still a work in progress as I seek the correct translations. The spanish version which follows is correct, though.