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El Código no solo decidía aquello susceptible de exhibirse en pantalla, sino que, además, defendía los valores tradicionales.17 Las relaciones extramatrimoniales no podían escenificarse como atractivas y bellas, de modo que pudieran levantar pasiones, ni tampoco representarse como correctas y permitidas.13 Todas las acciones criminales debían castigarse; y ni el crimen ni el criminal podrían suscitar compasión alguna por parte del público.4 La figura de la autoridad debía tratarse con respeto y el clero no se podía escenificar en tono cómico o pérfido. Sin embargo, en determinadas circunstancias, los políticos, la policía y los jueces podían cometer delitos, siempre y cuando quedara claro que se trataba de una excepción a la regla.13 El documento íntegro incluía trasfondos católicos y estipulaba que el Séptimo Arte debía manejarse con cuidado para evitar "conductas inmorales" y evidenciar así que su "profundo sentido moral" era indiscutible.15 Al principio, la influencia católica se mantuvo en secreto. [¿por qué 18?] El mensaje repetido a lo largo del Código era: "de principio a fin, el público capta con toda certeza que lo malo es castigado y lo bueno es recompensado".4 El Código incluía un anexo -Código Publicitario- que regulaba los anuncios y las imágenes publicitarias.19


Aplicación del Código

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El 19 de febrero de 1930, el semanario Variety (magazine) publicó los contenidos íntegros del Código y vaticinó que los criterios de censura que este recogía quedarían en breve obsoletos.20 Los hombres encargados de aplicar el Código, Jason Joy, director del Comité hasta 1932, y su sucesor, Dr. James Wingate, no fueron del todo eficientes.14,21 La primera película que se revisó, The Blue Angel, autorizada por Joy sin verificarla, se la catalogó de indecente según un interventor de California. 22 A pesar de que existían diversas solicitudes donde Joy negociaba los recortes, y, en efecto, hubieron restricciones firmes aunque maleables, un importante número de escenas morbosas vieron la luz.23 Joy tenía que revisar 500 películas al año con una plantilla escasa y bajo una autoridad débil. 21 En 1930, la agencia Hays no tenía potestad suficiente como para exigir que los estudios eliminaran contenidos de las películas. Tan solo podía argumentar e incluso, a veces, suplicar por ellos.24 Y para colmo, el curso de las peticiones, en última instancia, hizo que la responsabilidad de adoptar una decisión quedara, al final, en manos de los propios estudios.14 Uno de los motivos por los que se rechazaba el Código fue el hecho de que algunos encontraron esa censura puritana, en especial los independendistas de los años veinte y principios de los treinta. Este fue un período en el cual, en ocasiones, se ridiculizaba a la época Victoriana por su perfil ingenuo y retrógrado.13 Cuando el Código se publicó, The Nation, un diario liberal, lo criticó. 25 La publicación manifestó que si el crimen nunca se escenificaba bajo una perspectiva benévola, esto también afectaría por igual y de forma literal a la "ley" y a la "justicia". En consecuencia, acontecimientos tales como el Boston Tea Party (Motín del té) no se podía representar. Y si la Iglesia siempre era ejemplar, entonces la hipocresía era incuestionable.26 La revista Outlook (magazine) opinaba lo mismo y, a diferencia de Variety, predijo desde un principio que el Código sería difícil de aplicar.26 Además, la Gran Depresión de los años treinta empujó a muchos estudios a hacer lo imposible para obtener ingresos. Y así, como las películas indecentes y violentas se traducían en un rotundo éxito de taquilla, parecía sensato centrarse en la producción de las mismas.13 Rápidamente, el incumpliento de la normativa se convirtió en un secreto a voces. En 1931, The Holliwood Reported se burló del reglamento y Variety le sucedió en 1933.14 El mismo año del artículo de Variety, un famoso guionista afirmó que "el precepto moralista Hays ya no hace gracia; tan solo forma parte del pasado".